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Luiz Inácio Lula da Silva

BRASIL – La legalización de juegos de azar en la agenda de Lula

El nuevo gobierno proyecta nuevos ingresos que son posibles por le reglamentación de la industria

Después de soportar la inmensa soledad de la derrota, el limbo donde la realidad puede ser negada, el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, entre muchas infelices decisiones, decidió no firmar el reglamento de apuestas deportivas online, eximiendo su obligación legal y dejando al país – otra vez mas – en el desasosiego económico, y después huir del país, así como, con el rabo entre las piernas.

El decreto, que ya contaba con la aprobación de la Casa Civil y el Ministerio de Economía, amén de ser el estatuto regulador de la ley que fue aprobada en 2018 a finales del gobierno del expresidente Michel Temer, tuvo su plazo final el 13 de diciembre último, pero intereses políticos conservadores y egoísmo personal pudieron más que la obligación al país y cumplir con el deber.

La respetada revista Veja reporta que, “La no firma de Bolsonaro puede haber complacido al público conservador, pero frustró a muchos. Desde la legalización, la facturación anual del mercado de apuestas deportivas saltó de 2.000 millones a 15.000 millones de reales – US$375 millones a US$2.800 millones – y las casas de apuestas este tipo dominan los principales patrocinios del deporte en el país. Las empresas esperaban la regulación para establecer su sede en Brasil con seguridad jurídica, ya que el complemento legal estipularía el precio de la licencia a pagar al país para operar en el territorio nacional y establecería órganos reguladores de la actividad, requisitos para seguimiento de apuestas frente a manipulación de resultados, políticas contra el blanqueo de capitales y principios de juego responsable”.

Es una pérdida real de miles de millones de dólares para la economía brasileña como consecuencia de intereses mezquinos y equivocados, como aquellos que dieron como resultado la muerte de unos 700 mil brasileños por la pandemia del Covid, cuando Bolsonaro irresponsablemente promovía el uso de desinfectante como medicina contra, “un resfriadito”.

“Durante estos cuatro años, los sitios operaron con CNPJ (Cadastro Nacional da Pessoa Jurídica) extranjeros, la mayoría de ellos en el extranjero. Las transacciones se realizan en el exterior, la actividad no es fiscalizada por organismos brasileños y las empresas no pagan impuestos. Además, los problemas legales no pueden resolverse en los tribunales brasileños. En el escenario actual, todos pierden: el gobierno que no cobra, los jugadores que no pueden denunciar cuando son víctimas de estafas y los grupos serios involucrados en el mercado”, escribe el periodista Diogo Magri para Veja.

Simplemente, Bolsonaro optó por no firmar el decreto para las apuestas deportivas, por temor a perder su respaldo político evangélico que lo llevo al poder, primero, y después por miedo a perderse los votos evangélicos en las elecciones pasadas, además de no dejar a la nueva administración del presidente Lula el bono de los millonarios ingresos antes descritos.

Olvidándose de los intereses políticos y las mezquindades personales, es factible, de acuerdo a Veja que la nueva administración del presidente Lula tenga en agenda la pronta regularización de las apuestas deportivas online, primero, y después ver con seriedad la legalización de otras verticales de juegos de azar para Brasil, incluyendo el ilegal jogo do bicho, bingos, casinos y las apuestas online en su totalidad, que es parte del proyecto de ley PL442/91 que fue aprobado en la Cámara de Diputados en febrero 2022, hace casi un año, y aguarda su debate en el Senado. Sin embargo, es el decreto presidencial que debe tener prioridad, y se encuentra al alcance del nuevo presidente brasileño.

El debate por la legalización de casinos en el Senado puede ser un camino más tortuoso por la diversidad de facciones partidarias, y porque después de todo, como delinea Veja, desde la prohibición de los juegos de azar en Brasil, “Fue el 30 de abril de 1946, en el Copacabana Palace, en Río de Janeiro, que tuvo lugar la última partida de ruleta en un casino legal en territorio brasileño. Ese día, bajo la influencia de Carmela Dutra (Doña Santinha), católica devota, el Ministro de Justicia, Carlos Luz, y el Arzobispo Jayme Câmara, el Presidente Eurico Gaspar Dutra promulgó el Decreto-Ley 9.215 que prohibía la explotación de los juegos de azar. el motivo de que la práctica conducía a la degradación de los seres humanos.

“La medida cerró las puertas de 71 casinos, incluido Urca, en el mismo Río, escenario de una larga lista de artistas que incluía a Ary Barroso, Carmen Miranda, Dick Farney y la francoestadounidense Josephine Baker. Casi ochenta años después, aún bajo la resistencia conservadora, Brasil está en camino de volver a legalizar la industria del juego”.

La agenda para la legalización del juego en Brasil se ha incluido en el informe final del equipo de transición de Lula, lo cual es una señal de que la suerte puede cambiar para la multitud de jugadores y sobre todo para el orden nacional y beneficio de la economía. “Es algo que el gobierno deberá enfrentar con cierta urgencia”, dice Luiz Barretto, exministro de Turismo y coordinador del grupo de trabajo.

Existe un consenso que la mayoría de los equipos de Turismo y Economía están a favor de legalizar la actividad de juegos de azar debido a las diversas ventajas financieras: la legalización de los juegos incluso prevé la transferencia de recursos para Embratur.

“La discusión sobre la legalización de los juegos es incluso algo surrealista cuando la práctica se vuelve cada día más visible. Aunque no son gravadas ni inspeccionadas, las casas de apuestas deportivas tienen sus marcas estampadas en las camisetas de los más grandes clubes de fútbol, pancartas en las principales competencias y estadios y publicidad en las más grandes emisoras.

“Legalizar y regular el mercado, siempre que tenga las reservas necesarias para combatir las adicciones y prevenir actividades delictivas, es una buena oportunidad no solo de aumentar los ingresos del gobierno, sino también de hacer más segura la actividad, tanto para el jugador como para el empresario. El futuro gobierno tiene los datos en sus manos y parece dispuesto a dar el paso correcto”, concluye Veja.


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